QUE ES LA RONCOPATIA Y EL SAOS

En la antigüedad se consideraba que las personas que roncaban tenían un sueño profundo, pero actualmente sabemos que esto está alejado de la realidad, pues el ronquido es la manifestación de una obstrucción en la vía aérea durante el sueño, cuyo máximo exponente es el Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño (SAHOS/SAHS), que conocemos que se trata de una alteración en las características del sueño capaz de tener unas consecuencias a diferentes niveles (respiratorios, cardiológicos, neurológicos, psicológicos, etc) que lo convierten en un severo problema de salud, tanto por la repercusión en la calidad de vida del paciente que lo sufre, como en reducción de la esperanza de vida y a nivel epidemiológico tiene una alta implantación en nuestra sociedad.

Al no alcanzar una adecuada profundidad del sueño, dado que el paciente sufre microdespertares por la reducción de oxigenación a causa de la obstrucción respiratoria, que genera un estímulo reflejo que reduce la profundidad del sueño para disparar una respuesta respiratoria, los pacientes no disfrutan de un sueño reparador.

Esto es origen de mayor somnolencia diurna, que ha sido causa incluso de accidentes de tráfico o laborales, así como mayor tendencia a arritmias cardiacas, insuficiencia cardiaca e incluso infartos cardiacos o cerebrales.

Hablamos de Síndrome de Apnea-Hipopnea Obstructiva del Sueño a la alteración del sueño que origina a causa de una obstrucción en alguna zona de la vía aérea superior que puede ser total, en lo que se denomina Apnea o parcial como Hipopnea.

En condiciones normales existen ciertos eventos respiratorios que si son menores de 8-10 segundos no originan disminución de la oxigenación de la sangre (Hipoxemia), pero si son mas prolongados tienden a reducir la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre con las repercusiones conocidas sobre la vida.

Cuando la cantidad de eventos de hipoxemia es de mas de 5 veces a la hora (Indice de Apnea-Hipopnea) lo consideramos patológico.

Este problema es de una elevada frecuencia, considerando que mas de un millón de españoles sufren del mismo, con indicación de tratamiento.

Durante el sueño fisiológico se mantiene el ciclo respiratorio que requiere un correcto control de los sistemas neurológicos del Sistema Nervioso Central, regulado por los núcleos respiratorios del tronco del encéfalo que mantienen los impulsos inspiratorios y espiratorios con un automatismo, cuya frecuencia e intensidad está relacionada con la fase del sueño del sujeto.

 

El proceso del sueño pasa por una serie de fases que se tienden a repetir durante la noche, en ciclos variables según los ritmos circadianos del sujeto. Comienza con un adormecimiento, o sueño ligero de transición que pasa a una segunda fase intermedia y una tercera fase de sueño profundo, con marcada carga de liberación de hormonas en el eje hipotálamo-hipofisario. Finalmente pasa a una fase llamada REM (rapid eye movement), con marcada actividad neuronal, para repetirse posteriormente el mismo ciclo.

Pero no basta con que exista la regulación neurológica central, deben estar íntegras las vías nerviosas que transmiten esos impulsos y la musculatura respiratoria que participa en los movimientos.

Con todos estos mecanismos podemos mantener la respiración de forma autónoma durante el sueño, pero se requiere de igual forma la permeabilidad de la vía respiratoria, evitando zonas de obstrucción o colapso respiratorio. 

Es decir en la regulación respiratoria durante el sueño participan mecanismos regulatorios nerviosos centrales, periféricos, actividad muscular y movimiento de estructuras respiratorias y permieabilidad de la vía respiratoria.

 

Cuando se alteran los mecanismos que regulan la automatización de la respiración durante el sueño, ello puede dar lugar a procesos de apnea (ausencia de respiración) o de hipopnea (reducción de la respiración) de forma ocasional, puntual o repetitiva durante el sueño.

Si estos fallos respiratorios no causan reducción en el transporte de Oxígeno y gases por la sangre no llegamos a hablar de apnea/hipopnea, término que se reserva a los fallos respiratorios del sueño que asocian reducción de la oxigenación de la sangre (hipoxia). 

Si la causa de la apnea/hipopnea se debe a una alteración en la regulación neurológica de los ritmos respiratorios durante el sueño, nos referimos a la denominada “apnea central”.

No obstante resulta común que la regulación neurológica no esté afectada o solo de forma parcial y que el problema sea una obstrucción parcial o total de la vía respiratoria durante el sueño.

Así la obstrucción de la vía respiratoria ofrece una resistencia al paso del aire respiratorio. Si esa obstrucción es parcial y mediante el aumento del trabajo respiratorio la presión inspiratoria puede rebasar la presión de oclusión de la vía respiratoria, sin llegar a disminuir la saturación de oxígeno en la sangre, se produce una vibración en el interior de la vía respiratoria durante el sueño que se manifiesta clínicamente como un sonido denominado Ronquido y su manifestación Roncopatía.

Cuando la presión de oclusión es mayor que la del soplo respiratorio y se asocia a una reducción de la cantidad de oxígeno transportada por la sangre, a la roncopatía descrita se asocian paradas respiratorias parciales de forma temporal con hipoxia asociada. Al percibirse esa hipoxia en los barorreceptores y quimiorreceptores se produce un disparo de escape de la estimulación de los músculos respiratorios, que causa una respiración mas intensa posteriormente al fallo respiratorio descrito. 

Este fenómeno al completo es lo que definimos como Apnea/Hipopnea obstructiva, que si se produce repetitivamente durante el sueño se denomina Síndrome de Apnea/Hipopnea Obstructiva del Sueño.