QUISTE TIROGLOSO

Dentro de la maduración de las estructuras del cuello en el feto la mayor parte de los órganos del cuello se originan de unas bolsas y unos relieves que se forman desde la superficie del feto y que se denominan arcos branquiales. Según que arco branquial, acaba desarrollando unas u otras estructuras del cuello. 

En el proceso de formación de estas estructuras, los arcos branquiales acaban desapareciendo, dejando sitio a las estructuras formadas. 

En algunos casos, sin un motivo claro para ello, estos arcos no desaparecen y se mantienen en forma de quistes, denominándose quistes branquiales. 

En ocasiones se presentan quistes en la parte anterior y media del cuello que suelen corresponder a remantentes de la formación de la glándula tiroides y se denominan QUISTES TIROGLOSOS.

La glándula tiroides se origina desde la base de lengua, en el suelo del primordio faríngeo entre las bolsas faríngeas primera y segunda. Este tejido desciende por la línea media del cuello, pasando por el conducto tirogloso e incorporando en su descenso material celular procedente de unas bolsas laterales que aportan las células C parafoliculares secretoras de calcitonina. El ducto tirogloso pierde la luz y se fracciona en los lóbulos a la quinta semana de desarrollo. Cuando quedan restos de este descenso, acaban formando los quistes tiroglosos en cualquier parte de su recorrido, desde la base de lengua a la región prelaríngea, atravesando el cuerpo del hioides, lo que tiene implicaciones quirúrgicas.

Se trata de la lesión quística más común de la línea media cervical y es un tercio de todas las masas congénitas cervicales, manifestándose como una masa en la línea media o paramediana entre la base del cuello y el tiroides. No suele tener agregación familiar, si bien se ha descrito una variedad autosómica dominante en niñas prepúberes. En raras ocasiones se puede malignizar, si se abscesifica o, tras cirugías fallidas, acaba fistulizando.

Generalmente, se manifiesta como una masa quística, próxima al hioides, que se desplaza verticalmente con la deglución, con datos de infección aguda en el 5 % de los casos. El 75 % son prehioideos.

En caso de sospecha, se realiza una PAAF ecoguiada y estudios de función tiroidea con TSH y T4. Se debe realizar una valoración de la existencia de una glándula tiroidea en posición. Se puede hacer gammagrafía isotópica con Tc99 o I123 en casos suprahioideos. El estudio de imagen con TC/RM se hace en sospecha tumoral o en tiroides lingual.

Como tratamiento, la elección es la resección quirúrgica, si es posible, antes de presentar episodios infecciosos. Para mejorar los resultados, se propone la técnica de Sistrunk resecando el cuerpo del hioides lo que previene la tasa de recidivas hasta en un 50 %, en caso de no extirparlo (procedimiento de Shalang).

En caso de persistencia o recidiva se ha de reintervenir, extirpando toda la cicatriz de partes blandas.