ENTRENAMIENTO OLFATORIO

El entrenamiento olfatorio se ha demostrado como una herramienta de tratamiento útil para la mejora de la percepción olfativa en gran número de pacientes con anosmia  en la que no hay fractura de base de cráneo o sección del nervio olfatorio.

En un gran número de casos de anosmia, sobre todo en casos postvirales, existe afectación de las células olfatorias, que son unas neuronas que son capaces de regenarse desde las células basales de la mucosa olfatoria de forma habitual.(Wilson).

Estas células basales son células madre que acaban regenerando el epitelio lesionado siempre que estas células basales persistan sin lesionarse.(Schwob)

Esta regeneración se ha demostrado que puede incrementarse mediante estimulación con esposición repetitiva a odorantes (Youngentob

Así diferentes estudios han demostrado que el entrenamiento olfatorio es una alternativa válida de tratamiento en pacientes con disfunción olfatoria, dicho entrenamiento consiste en exponer de forma estructurada y repetitiva al paciente a diversos productos odoríferos durante periodos de tiempo entre 12 y 56 semanas (Patel). Los protocolos son variables pero la pauta mas extendida es el uso de categorías odorantes concretas del tipo floral, frutal, aromático y resinoso.

El primer autor que ha mencionado la utilidad del entrenamiento olfatorio es Thomas Hummel en el año 2009 (Hummel) en la revista Laryngoscope, que emplea el entrenamiento olfatorio en pacientes con disfunción olfatoria de diversos orígenes, sea postviral, postraumático (sin sección del nervio) o idiopático sin patología nasosinusal. Para ello estudia a 56 pacientes que dividen en dos grupos similares, sometiendo a un grupo a entrenamiento olfatorio por exposición a 4 odorantes durante 10 segundos 2 veces al día por 12 semanas con odorantes tipo floral, frutal, aromático y resinoso. Tras la evaluación mediante olfatometría demuestran mejoría de los valores en 30% de los pacientes entrenados respecto a los no entrenados, donde no hay cambios. 

Existen múltiples referencias como son las publicadas por Fleiner en 2012 en que asocian el entrenamiento olfatorio a corticoides nasales en pacientes con anosmia, incluyendo en ese estudio a pacientes con patología nasosinusal que no hubieran mejorado con esteroides nasales o sistémicos. Analizan resultados en 4-8 meses con el mismo protocolo de Hummel y obtienen que mejora el resultado de la olfatometría realizada con Sniff Test mejora desde 4,09 puntos hasta 6,83. Estos resultados incluyen discriminación e identificación olfatoria, con lo que concluyen que la mejoría que aporta el entrenamiento olfatorio persiste en el tiempo y que su eficacia puede aumentar al adicionar corticoides nasales (Fleiner). 

Otro grupo de pacientes en que se produce anosmia es en los enfermos con Parkinson, donde Haehner realiza en 2013 un estudio con entremaniento olfatorio en 35 pacientes frente a 35 controles sin entenamiento con mejora significativa pese al origen neurodegenerativo, en discriminación e identificación (Haehner).

En el año 2013 otro autor, Konstantinidis realiza valoración del resultado del entrenamiento olfatorio en anosmia postraumática y postinfecciosa con mayor periodo de tiempo (16 semanas) que Hummel, mostrando mejora de la respuesta en Sniff Test de 5 puntos en 67,8% de los pacientes con anosmia postinfecciosa y 33,2% de los casos postraumáticos respecto a pacientes no entrenados (Konstantinidis).

Los mismos resultados fueron obtenidos por Geissler, que también amplía el periodo de tratamiento a 32 semanas (Geissler) indicando que cuanto mayor sea dicho periodo de tratamiento es mas probable mejorar la eficacia del mismo.

Se realizó en 2014 el primer estudio randomizado por Damn, con la participación de Hummel, de carácter multicéntrico con la participación de 12 centros en Europa, con 144 casos de anosmia postinfecciosa de menos de 2 años de evolución con concentraciones altas y bajas de odorantes durante 18 semanas con mejoría en el 20% de los casos, tanto mas eficaz cuanto menor sea el plazo evolutivo de la anosmia y cuanto mayor sea la concentración de odorante (Damn).

Se ha realizado por Pekala en 2015 una revisión sistemática de la literatura con metaanálisis (Pekula) en que concluye que el entrenamiento olfatorio es una técnica prometedora en el tratamiento de la anosmia.

En base a estos estudios (Patel  , Pekula) se indica que en la actualidad el entrenamiento olfatorio tiene un nivel de evidencia 1a que respalda su uso en anosmia. 

Además de estos aspectos clínicos, hay estudios experimentales que demuestran que el entrenamiento olfatorio causa efectos a nivel de la vía olfatoria, mejorando la distribución odorotópica a nivel de la vía olfatoria y el cortex cerebral (referencia1 de forma que al realizar resonancia magnética funcional se estabilizan las reinervaciones patológicas en la vía olfatoria, respecto a pacientes no entrenados (Kolndorfer) así como hiperplasia del tamaño del bulbo olfatorio en el lado entrenado en caso de entrenamiento olfatorio individualizado por lado (Negoias).  

Aunque la enfermedad por Coronavirus SARS-Cov2 (COVID19) es un proceso muy moderno del que tenemos aun escasa información a medio y largo plazo, parece evidente la alta incidencia de anosmia en los pacientes con esta enfermedad, con tendencia mayoritaria a la recuperación espontanea, sin bien existen casos en que esta recuperación puede verse comprometida (Lop) con mecanismo patogénico incierto (Brann) pero que parece afectar a nivel de móleculas de membrana de células de la mucosa olfatoria.

En estos casos se plantea, como en otras anosmias potinfecciosas, que el tratamiento mediante entrenamiento olfatorio puede aportar beneficios, como demuestra una publicación realizada por Choi en una muestra de 104 pacientes con anosmia potCOVID en Corea (Choi)